Escribiendo Documentos Científicos: Discurso Científico. No. 2


por CIENCiA
Estimado lector,

Siguiendo la intención de escribir en este blog alguna literatura que permita orientar a nuestros lectores sobre cómo redactar en términos científicos, a continuación reproducimos un material que sirve a ese propósito.

Considerando que nuestra labor es la búsqueda de la verdad, estamos convencidos que compartirla con la comunidad científica nacional y de la FANB es parte inequívoca de ese mismo fin. Sin embargo, explorar la realidad objetivamente es solo una parte de nuestra labor, la otra estriba es exponerla con igual objetividad, asegurándonos de haber explorado cada una de las partes que conforman la realidad en estudio, de haber realizado suficientes y exhaustivas mediciones que nos convenzan y convenzan al lector de ser esa, y solo esa, la indisoluble verdad.

A continuación, presentamos algunas cualidades del discurso científico.

El Discurso Científico


Un texto científico, publicación científica o comunicación científica, es uno de los últimos pasos de cualquier investigación científica, previo al debate externo.

Comenzaron como cartas personales entre los científicos, libros y publicaciones periódicas (como anuarios o revistas científicas). Actualmente la herramienta más avanzada es internet —que justamente nació como un mecanismo para comunicar las distintas fases de las investigaciones científicas entre científicos y militares localizados en distintas partes del mundo. Si el hallazgo científico es de gran trascendencia o actualidad, también se utilizan los medios de difusión masiva y las ruedas de prensa, aunque se considera poco respetable hacerlo antes de haberlo comunicado a la comunidad científica.

El saber cómo escribir es solo uno de los elementos fundamentales para enfrentar el "temor a la hoja en blanco"
Además de su uso genérico, suele denominarse específicamente como comunicación a un tipo de texto científico, más o menos breve, originalmente concebido para su transmisión oral; especialmente el remitido a un congreso o simposium para que esté a disposición de los asistentes, dé lugar o no a una conferencia leída realmente en esa reunión. Muy habitualmente se publican conjuntamente.

La publicación de las conclusiones de un trabajo científico es lo que lo convierte en ciencia.

Cualidades


La lista que se presenta a continuación no pretende ser exhaustiva, pero muestra una lista que de cualidades que están presentes inequívocamente en el discurso y publicaciones científicas. 

Claridad

Se consigue a través de oraciones bien construidas, ordenadas y sin sobreentendidos. En general el texto científico mantiene una sencillez sintáctica, aunque también existen textos de sintaxis más compleja.

Precisión

Se deben evitar la terminología ambigua y la subjetividad, y en su lugar emplear términos unívocos (términos con un sólo significante y significado).

Verificabilidad

Se debe poder comprobar en todo momento y lugar la veracidad de los enunciados del texto. Esto puede comprobarse tanto mediante leyes científicas como mediante hipótesis.

Universalidad

Posibilidad de que los hechos tratados puedan ser comprendidos en cualquier parte del mundo por cualquier miembro del grupo al que va dirigido. Para ello se recurre a una terminología específica que se puede traducir con mucha facilidad de una lengua a otra. Estos términos científicos, también llamados tecnicismos, suelen ser unívocos, ya que designan una única y precisa realidad.

Objetividad

Se le da primacía a los hechos y datos sobre las opiniones y valoraciones subjetivas del autor.

Rasgos lingüísticos

Léxico

Posición de una terminología propia, constituida por tecnicismos y cultismo denotativos, monosémicos, unívocos y descriptivos.
Repetición de palabras.
Empleo de un código heterogéneo o metalenguaje.

Morfosintaxis

Predominio de sustantivo.
Abundante complementación.
Sustantivos precedidos de determinantes.
Uso del artículo con valor generalizador.
Escasez de adjetivos calificativos con predominio de los especificativos.
Nominalización.
Uso del indicativo con predominio del presente (atemporal)
Empleo de aposiciones.
Empleo de oraciones enunciativas.
Empleo de oraciones atributivas y pasivas.
Predominio de la yuxtaposición y la coordinación frente a la subordinación.
Subordinada adjetivas (especificativas; explicativas)
Oraciones temporales y condicionales.

Características lingüísticas


Las características lingüísticas de estos textos se deben a los siguientes factores:
La necesidad de usar la lengua culta.
El uso de las formas expresivas propias de la materia tratada.
El respeto a las cualidades propias del estilo científico.
La consideración de la capacidad del receptor

La ciencia como saber público


La ciencia se distingue de otros saberes no científicos (como la alquimia, por ejemplo) por la publicidad a que se obliga el científico con respecto a las conclusiones de su trabajo. La pseudociencia, en cambio, se basa fundamentalmente en la promoción y publicación, pero sin control científico previo ni posterior. No es de extrañar que entre los best seller haya más pseudociencia que ciencia.

Hay quien habla incluso de un comunismo científico, pues publicar los trabajos es renunciar a tenerlos en exclusiva para uno mismo y ponerlos a disposición de toda la comunidad científica y la sociedad. Eso no significa no recibir la remuneración correspondiente al trabajo científico, que debe estar protegido por patentes, derechos de autor o la forma correspondiente de propiedad intelectual. No obstante es muy corriente que los que producen trabajos científicos estén motivados fundamentalmente por la difusión del mismo, que les produce reconocimiento social o simplemente la satisfacción de compartir lo producido. 

Es discutible si es éticamente aceptable que una empresa o un estado pueda mantener secreta una actividad científica por razones económicas o militares, o hasta qué punto puede hacerlo.

Publica o muere


La expresión "¡Publica o muere!" es un tópico, pero expresa claramente la necesidad que tiene un científico de ver reconocida su tarea para continuar con ella, lo que a veces produce consecuencias indeseadas, tanto en la calidad de las publicaciones como en la de las mismas investigaciones.

El número de artículos científicos publicados es una medida de la repercusión de la actividad de un científico o grupo investigador, y por tanto de su importancia. Hay mecanismos que refinan esa medida, como el análisis de citas (que muestra la cantidad de veces que otros científicos citaron un determinado paper), e incluso mecanismos que refinan ese parámetro (como el índice de citación o el Índice h).

De todas maneras el mecanismo publicación-cita es un poderosa herramienta para que un grupo de científicos, autocitándose y acogiendo en sus revistas las publicaciones de sus afines, se autopromocionen conjuntamente. Lo mismo ocurre en la política académica y de las universidades.

La diferencia entre la evaluación de la cantidad, calidad y repercusión de las publicaciones en cada disciplina científica, y entre ciencias y humanidades (polémica de las dos culturas); ha dado origen a consideraciones de orden diverso, sobre la conveniencia o no de someterlas a los mismos principios de evaluación, sobre todo por sus consecuencias en la investigación y docencia, la vida intelectual y universitaria.

Revistas científicas


Las revistas Science y Nature se disputan el puesto de revista científica más importante en las ciencias experimentales. Este tipo de revista se ha convertido en el referente para el trabajo científico debido a que sólo se publican artículos que han sido sometidos a controles externos y al juicio entre pares (llamado en inglés peer review).

Las ciencias sociales no disponen de un consenso generalizado que destaque un número tan reducido de revistas. 

Entre las primeras publicaciones científicas se encuentran el Journal des sçavans (Denis de Sallo, París, 5 de enero de 1665), las Philosophical Transactions of the Royal Society (Royal Society, Inglaterra) y las Acta Eruditorum (Leipzig, Otto Mencke), ambas de finales del siglo XVII. En ese momento, el acto de publicar investigación científica era controvertido e incluso ridiculizado. No era inusual que un nuevo descubrimiento se anunciara como un anagrama, reservando la prioridad al descubridor, pero indescifrable para cualquiera que no compartiera el secreto. Aunque publicaban en ambas revistas (la inglesa y la alemana), tanto Isaac Newton como Leibniz usaban ese sistema y recelaban de la prioridad de sus descubrimientos, lo que les llevó a una feroz disputa (en el caso del cálculo diferencial e infinitesimal). Lógicamente, el método no era eficaz.

El sociólogo Robert K. Merton ha encontrado que el 92% de los casos de descubrimiento simultáneo del siglo XVII terminaron en disputa. El número de disputas descendió a un 72% en el siglo XVIII, 59% en la segunda mitad del XIX y 33% en la primera mitad del XX. El descenso en las reclamaciones de prioridad en los descubrimientos se debe atribuir a la creciente aceptación de la publicación de las investigaciones en las modernas revistas científicas.

Instituciones como la Royal Society o la Academie Francaise des Sciences se anticiparon en su consideración de que la ciencia sólo puede avanzar mediante un intercambio de ideas abierto y transparente respaldado por pruebas experimentales.

En la actualidad las nuevas tecnologías han revolucionado el crecimiento y acceso a las publicaciones científicas. En los años 80 del siglo XX empezaron a aparecer las publicaciones de acceso abierto en las que cualquier usuario, científico o no, podía acceder a las bases de datos de publicaciones de ciertas revistas.

Publicaciones científicas paródicas, fraudulentas o extravagantes


Con un fin no únicamente humorístico, sino procurando marcar los límites de lo que debería ser la publicación científica admisible, surgieron publicaciones científicas paródicas (la primera fueJournal of Irrepoducible Results "Revista de resultados irreproducibles" -se supone que una de las condiciones de la práctica científica es la reproducibilidad-), donde científicos reconocidos publican artículos aparentemente convencionales en cuanto a su jerga, ámbito, metodología de investigación y estructura de presentación (la clásica suele ser: Introducción, Material y métodos, Resutados, Discusión, Bibliografía); pero con asuntos tales como llenar con viruta de poliestireno expandido el Gran Cañón del Colorado. Para las ciencias sociales, similar objetivo tuvieron los difundidos artículos de Carlo Maria Cipolla recopilados en el libro Allegro ma non tropo.

La presencia de notables científicos en el campo de la ciencia ficción establece una fluida relación entre ambas; concretamente presentados con la estructura de las comunicaciones científicas, Isaac Asimov (químico de formación) publicó una serie completa de cuentos sobre la tiotimolina resublimada y sus propiedades; que se ha llegado a considerar un modelo perfecto de artículo científico, excepto en que es una sustancia de ficción.

En ocasiones se han dado provocaciones menos aparentes, pero igualmente inverosímiles, que intencionalmente se han presentado a revistas científicas serias y han pasado los controles y se han llegado a publicar, para ser luego denunciadas por el autor; como el llamado escándalo Sokal.

Otro tipo de casos, completamente diferentes en cuanto a la intención de los autores, son los fraudes en la investigación científica o la presentación apresurada de conclusiones, a veces fuera de los cauces científicos, para lograr notoriedad mediática, y que más tarde o más temprano son descubiertos y denunciados, como el doctor Hwang Woo-Suk, científico coreano que afirmaba haber conseguido avances espectaculares en clonación.

También se produce la publicación de investigaciones científicas completamente bienintencionadas, pero que contienen algún extremo (su tema, su presentación o sus conclusiones) tan extravagante que llega a ser cómica. Una revista paródica similar a la citada (Annals of Improbable Research) concede para ellos un premio, denominado Ig Nobel, que suele ser recibido comprensivamente por los científicos afectados.

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