Por la doctora Yvonne Tomedes.
Introducción
La
educación tiene como objetivo formar a profesionales dignos y útiles a la nación,
esto lo realiza a través del proceso de formación, perfeccionamiento y
desarrollo integral en sus diferentes especialidades. En tal sentido, se debe
garantizar una educación de calidad que proporcione las competencias necesarias
para lograr el perfil deseado.
No obstante, en la realidad es evidente la
discrepancia con estos planteamientos
teóricos. Así las actividades de investigación e innovación tecnológica se
realiza de manera dispersa y aislada, sin relación con las prioridades
definidas. Los temas de investigación se determinan de acuerdo a las agendas
personales de los estudiantes y no como resultado de un estudio de las áreas de
interés del país.
Se
evidencia la poca capacidad de estas investigaciones para innovar, crear o
adaptar nuevas tecnologías en el mejoramiento de los procesos institucionales.
La gestión de la investigación que se realiza en la institución no permite
establecer claramente la evaluación de la productividad en investigación y la
repercusión de estas actividades en el desarrollo local y nacional.
Es por esta razón, que en el
presente ensayo se aborda, la importancia que tiene el conocimiento para la
sociedad, la cual lo valora, y lo especializa en las áreas que lo requiera.
Para realizar esta función, se encuentran las universidades que son los
principales centros generadores de conocimientos por excelencia. Sin embargo,
las mismas afrontan problemáticas que le impiden cumplir a cabalidad con ese
objetivo, tan necesario para el desarrollo del país.
EL
CONOCIMIENTO Y LA INVESTIGACIÓN
El conocimiento es tan
antiguo como la humanidad misma, ya que los hombres de la caverna, dejaron
registrado a través de la pintura rupestre los acontecimientos de la vida
diaria, reflejando en estas la naturaleza, apreciándose el sol, la luna, los
animales, entre otros. También, quedo para la posteriedad, lo que ese hombre
antiguo observo en la belleza de la mujer,
dibujando sus formas y expresando lo que era singularmente hermoso.
Con base a lo anterior, es
imprescindible iniciar definiendo el concepto de conocimiento. Para Nonaka y
Takeuchi (1995) “los conocimientos incorporan conceptos cognitivos, técnicos y
expertos, representados en destrezas, experiencias y capacidades, a través de
modelos mentales” (p. 25). Por su parte
Davenport y Prusak (1998) los representan como “un conjunto de experiencias,
valores, información contextualizada e ideas que proveen un marco o estructura
mental para evaluar e incorporar nuevas experiencias e informaciones” (p. 42).
En este sentido el
conocimiento, es un proceso que se manifiesta en el acto de conocer, es decir,
la percepción de una realidad, hecho, fenómeno, tema o materia que se quiera
estudiar. Para que este proceso pueda ocurrir, es necesario la interacción
entre el sujeto que conoce, que percibe mediante sus sentidos, y el objeto
conocido o percibido. Cuando el sujeto capta un objeto y se apropia de alguna
de sus características, se puede afirmar que dicho sujeto conoce, en alguna
medida, el objeto que ha percibido.
Desde la dimensión
ontológica se puede hablar de conocimiento individual o poseído por la persona,
y de conocimiento social o colectivo, es decir, poseído consciente y
efectivamente por el grupo o por la organización concebida como sistema social.
La primera clase de conocimiento, según Spender (1996), es el estudiado por la
psicología y el segundo, por la sociología del conocimiento.
Así la distinción, a título
universal, se establece en capacidades básicas que utilizan las personas; como
percibir y entender situaciones de acuerdo con un modelo mental, valorar
situaciones según un esquema de evaluación, o la capacidad de resolver
problemas implicando un plan de acción determinado.
Los modelos mentales, las
escalas de valores o esquemas de evaluación y las reglas dependen del contexto
en que se mueven, así como de los planes de acción para afrontar determinadas
situaciones. Todos estos componentes de conocimiento individual son distintos y
dan lugar a implicaciones diferentes a la hora de gestionar los intangibles en
la organización.
Por otro lado, si se aplica
la definición anterior al concepto de conocimiento colectivo, el resultado es
la capacidad colectiva de un grupo de individuos para resolver problemas
colectivos con un grado de efectividad determinado. Es así, que se establece la
relación entre conocimiento y acción en una organización, que representa la
capacidad de resolver un estado de cosas percibido en el entorno que resulta
insatisfactorio para quien lo experimenta, para obtener un grado de efectividad
determinado.
En las organizaciones la
resolución colectiva de problemas requiere el establecimiento de planes de
acción fusionados, y estos a su vez esquemas de coordinación para combinar
efectivamente las acciones de los miembros del grupo. Por todo ello resolver
problemas colectivos es más complicado que resolver problemas individuales.
Actualmente, el conocimiento
es el mayor activo que puede poseer un país, como un todo o un individuo como
persona. En la sociedad moderna, se hace mención de este hecho, llamándose a sí
misma, sociedad del conocimiento, en la cual este saber es especializado en
diferentes áreas tales como: medicina, biología, astronomía, farmacología,
entre otras, las cuales se desarrollan para beneficio de las personas.
Cabe agregar, el
conocimiento es un objeto que no es unidimensional, sino que es
multidimensional, ya que el mismo visto a través de diferentes disciplinas
puede ser usado para la aplicación que sea requerido, por ejemplo la matemática
siendo una ciencia básica, es una piedra fundamental para todas las
disciplinas, en este caso se tiene que la matemática y la física han colocado
cohetes en el espacio, sondas espaciales, han dado explicaciones a teorías
tales como la mecánica cuántica y la teoría de la relatividad.
Asimismo, varias disciplinas
al interactuar sobre un conocimiento lo enriquecen, un ejemplo de ello se tiene
entre la educación y la psicología, ya que la primera se enriquece de la
segunda, al poder determinar por ejemplo el grado de atención que tiene un niño
y su capacidad de adquirir conocimientos, llegando a determinar entre ambas, si
el mismo es normal, genio o presenta
alguna discapacidad cognitiva. Permitiendo, que en los casos excepcionales
(genio o con discapacidad cognitiva), padres, maestros y psicólogos puedan
emprender juntos el camino, de permitir que ese niño se desarrolle de la manera
más feliz posible, comprendiendo que es capaz de realizar todo lo que se
proponga.
Por otro lado, se presenta
que la realidad es compleja, aunque algunas personas opinen, que la realidad es
solo una ilusión que apreciamos con nuestro sentido y que existe o no según el
grado de aceptación que se le otorgue.
Al existir esta realidad compleja, la misma es afectada por múltiples
variables que accionan sobre ella, y la tiran y la escogen como una especie de
tela que interacciona infinitamente con estas.
Con respecto a la generación
de conocimiento, la institución por excelencia llamada a producirlo es la
universidad, la cual es la organización educacional responsable de formar a los
futuros profesionales en diferentes áreas del saber. Mediante el proceso de
investigación, pero de una investigación comprometida, hecha desde y para el
cambio; sobre todo en las universidades, pues como lo expone la UNESCO (1998),
se deben establecer estrechos vínculos entre las instituciones de educación y
las que se dedican a la investigación tomando en cuenta que la docencia y la
investigación son dos elementos de la producción del conocimiento íntimamente
relacionados.
Premisa esta que en el país
está consagrada en la Ley de Universidades (1970), cuando en su artículo 3
expresa:
Las universidades
deben realizar una función rectora en la educación, la cultura y la ciencia.
Para cumplir esta misión, sus actividades se dirigirán a crear, asimilar y
difundir el saber mediante la investigación y la enseñanza; a completar la
formación integral iniciada en los siclos educacionales anteriores; y formar
los equipos profesionales y técnicos que necesita la nación para su desarrollo
y progreso (p.1).
La experiencia de la
universidad se justifica, en las tasas de producción del saber. La universidad
o produce o desaparece. Ahora bien es necesario que el conocimiento que se
genera sea circulado. Cada estudiante, profesor e investigador es un generador
de conocimiento, por múltiples vías: investigaciones, trabajos de titulación,
tareas, notas, artículos, solo hay que valorarlo.
Sin embargo, es notoria la
separación que existe entre la investigación en la universidad y el mundo
exterior, téngase entendido las organizaciones públicas o privadas. Debido a
que la misma, se ha enclaustrada en su recinto, produciendo investigación que
en la mayoría de los casos no es ni siquiera conocida por sus propios miembros,
generando esfuerzos estériles, que no producen ningún impacto medible en la
sociedad.
Para nadie es un secreto,
que en las universidades solo se produce un conocimiento con carácter
repetitivo, solo con el fin de alcanzar un título académico, y que realmente
pasa a ser letra muerta, porque ni siquiera es aplicado en la institución o
empresa objeto del estudio, en la que fue realizado, es decir ni siquiera ellos
se benefician, por supuesto al no ser aplicado, no se puede medir el impacto
que el mismo produce. En el mejor de los casos, esta investigación servirá de
antecedentes para otras investigaciones estériles que a la larga se sumarán en los estantes de las bibliotecas universitarias, alimentando de esta
forma el círculo vicioso que se genera.
Esta forma de investigación
tan incipiente, se debe entre otras causas a que no se cuenta con exigencias
concretas en materia de investigación, que permitan generar el conocimiento en
las áreas que la requieran. En relación a esta desvinculación, señala Kogan
(2006), que en Europa la concordancia entre políticas y agendas de
investigación pueden ser bastantes fuertes, pero la interacción es débil. Tal
parece que el problema señalado es similar en América Latina, a lo cual no
escapa Venezuela, como se ha venido evidenciando.
Por
otra parte, la enseñanza de las asignaturas relacionadas con la investigación,
tal vez no estén logrando incentivar y orientar suficiente a los estudiantes en
su labor como investigadores. Al respecto Méndez (2003) señala:
…
cuando obviamos la base epistemológica de las carreras, ocurre un problema
grave en la formación del profesional universitario. Uno de los elementos que
distingue a un licenciado … es la formación científica epistemológica que
recibe … el licenciado se va formando en la construcción del conocimiento,
mediante la investigación científica, de modo que es capaz en determinadas
condiciones de generar conocimiento … . El vacío de formación epistemológica
impide que el licenciado pueda tener un mapa sobre la constitución, el
desarrollo y la perspectiva de la ciencia, entonces el resultado es que en la
mayoría de las carreras universitarias - y no me refiero sólo a Venezuela, e
inclusive a América Latina - se ha
estado … formando durante muchos años …, sin la preparación adecuada (p. 47).
Lo planteado, tiene que ver con que se tiende a confundir
la investigación con metodología de la investigación, las actividades propias
del investigador (proyectos en que se participa y realiza, resultados
alcanzados) con los ejercicios teóricos que los profesores mandan en sus
cátedras.
Para transitar en el camino
hacia la solución del problema antes mencionado, se requiere necesariamente el
diálogo de varios actores que conforman diferentes disciplinas del saber,
articulados bajo un mismo paradigma con el fin de generar una asociación
teórica/práctica para el abordaje, solución y comprensión de un problema, al
realizar esta acción no deben presentarse contradicciones con los resultados
que se obtengan.
Es decir, deben responderse
preguntas tales como: ¿Cuál es el fin de la investigación?, ¿están todas las
condiciones dadas para que la misma pueda realizarse?, ¿Todos los actores que
intervienen en el proceso están preparados para realizarla?, ¿están presente la
actitud y la aptitud en los noveles investigadores del área?, ¿estas
investigaciones responden a necesidades reales?, ¿se puede medir el impacto de
estas investigaciones?, ¿se pueden conformar equipos multidisciplinarios de
investigación en este campo del saber?, ¿esta investigación puede ser
innovadora?.
Como sea, el camino está
lleno de obstáculo, no es fácil construir una obra tan importante, sin embargo,
debe seguirse el ejemplo de los faraones egipcios, que no desmayaron en su
deseo de dejar grandes obras arquitectónicas que reflejaran lo maravilloso y
esplendoroso de su tiempo, y hoy en día se pueden apreciar algunas de ellas que
incluso han superados dos milenios.
REFLEXIÓN
FINAL
La finalidad primordial de
la investigación es la búsqueda de explicación, comprensión, trasformación y creación
nuevas realidades, dentro de ámbitos específicos, espacial y temporalmente. El
fundamento de esta tarea comprensiva, es la aceptación de la multiplicidad, de
la singularidad, la complejidad de los grupos humanos. De acuerdo a Balza
(2010) también supone “integración recursiva de múltiples saberes provenientes
de distintos campos no necesariamente académicos, es decir, de los colectivos
sociales, culturales, productivos y/o comunitarios” (p.87).
De acuerdo a lo expuesto, la
construcción de conocimientos, implica un despliegue discursivo argumentativo
en tanto nuevo conocimiento, lo cual solo es posible a través de la integración
entre el pensamiento, realidad y lenguaje. El lugar que le corresponde
entonces, al conocimiento alcanzado por esta vía, es crítica, deconstructiva y
profundamente reflexiva frente a lo conocido, para buscar nuevos caminos,
nuevas verdades desde la infinita sabiduría humana.
REFERENCIAS
Balza, A.
(2010). Complejidad.
Transdisciplinariedad y Transcomplejidad. Los Caminos de la Nueva Ciencia.
Venezuela: APUNESR.
Davenport, T. y Prusak, L. (1998). Woorking Knowledge. Boston: Harvard Business Scholl Press.
Ley de
Universidades (1970). Gaceta Oficial N° 1429,
extraordinario, Venezuela.
Mendez, L. (2003). Evaluación
del Aprendizaje Organizativo en los Centros Tecnológicos y Gestión del
Conocimiento Sectorial en Castilla y León. España: Universidad de Valladolid.
Nonaka, I y Takeuchi,
H (1995).The knowledge-creting company.
Nueva York: Oxford University Press
Spender, J. (1996). Organizational Knowledge. Learning and
Memory: Three Concept in search of a theory. Journal of Organizational
Chance Management 9 (1)
Unesco (1998). Informe Mundial sobre Educación. Madrid: Ediciones Unesco