Muchas veces los seres humanos somos seres de costumbres, tradiciones y habitualidad con las actividades intrínsecas de nuestra vida diaria, siempre se sigue un patrón de conducta heredado o adoptado por la presión social, familiar, tecnológica o simplemente propia. Nos habituamos a cosas como comer en la cama cuando en realidad el deber ser es hacerlo en la mesa, o de ver como los estudiantes se preparan minutos antes de una evaluación por pensar que haciéndolo de esa manera los conocimientos estarán frescos para dar respuesta a las interrogantes planteadas en dicha evaluación, cuando lo correcto sería hacerlo días previos para afianzar esos conocimientos y puedan permanecer para su posterior uso; es evidente que la costumbre y habitualidad están presentes en todos los ámbitos de nuestras vidas.
En este mismo orden se encuentra la habitualidad tecnológica que no es más que adoptar la costumbre de hacer uso de un tipo de tecnología especifica a la cual nos adaptamos con facilidad, ya sea por la practicidad que brinda la herramienta, lo agradable que resulta la interfaz grafica ante nuestros ojos o simplemente por el hecho de negarse o temer a cultivar nuevos conocimientos. Tal es el caso de la migración al software libre decretado por el presidente de la Republica Hugo Rafael Chávez Frías en el año 2004, el cual reza en su artículo 1:
“La Administración Pública Nacional empleará prioritariamente Software Libre desarrollado con Estándares Abiertos, en sus sistemas, proyectos y servicios informáticos. A tales fines, todos los órganos y entes de la Administración Pública Nacional iniciarán los procesos de migración gradual y progresiva de éstos hacia el Software Libre desarrollado con Estándares Abiertos.”